Un antes y un después, tener la oportunidad de compartir un
proyecto con compañeros de tu misma cátedra de otros niveles, fue una
experiencia única, sin duda estos trabajos promueven a que año tras año vuelvas
a elegir Rondina, hoy me toco estar en el primer nivel de diseño junto con
Luchito y Agus y el resto del grupo de niveles superiores, desde nuestra
postura de diseñantes primerizos (creo hablar por los tres) fuimos tratados
como pares, dentro de este grupo perfectamente conformado, mirado desde
cualquier ángulo. Quisiera por un momento ya haber vivido esta misma
experiencia desde otros niveles para poder retribuir el mismo compañerismo para
con mis pares de niveles inferiores. Desde las primeras clases fue muy amena la
repartición de tareas de desarrollo e investigación, y también las exposiciones
de lo investigado por los distintos grupos. Recuerdo perfectamente aquel
momento cuando estaba proponiendo una opción de circuito eléctrico, mientras
marcaba sobre mi cuaderno unos detalles, levanto por un segundo la mirada, el
tiempo en ese momento disminuyo su velocidad permitiéndome notar a mi mismo en
un segundo plano “guau.. me están escuchando”, desde ese momento entendí que el
grupo que se había formado era espectacular y la importancia de escuchar.
El trabajo paso por distintas etapas de las cuales fui
participando de distintas tareas, al principio entendimos al trabajo como un
desarrollo de diseño de aspas acompañado por un condicionante eléctrico, el
cual la cátedra proporcionaba distintas opciones para su construcción, el
resultado fue un gran número de personas abocadas al desarrollo de diseño y
otros al de la construcción de estos elementos eléctricos, en este último grupo
estuve mas involucrado. Luego de agotar los recursos propuestos por la cátedra,
aparece una problemática “los circuitos eléctricos no satisfacen nuestras
necesidades”. Por algún motivo en ese momento estaba enojado por todo el tiempo
y dinero que se había perdido y aun no teníamos resuelto el problema, llegada
la clase siguiente me reformule muchas veces el “como decir que no servían
ninguna de las propuestas eléctricas”. Lejos de tomarlo como algo negativo, el
grupo funciono como tal y se dijo “bueno ahora ya sabemos lo que no anda”, ¿qué
otras opciones tenemos? Desde ese momento surgieron nuevas investigaciones y
puesta en común con otros grupos y para la clase de muestra de paquete eléctrico
llegamos con una propuesta funcional, la cual trajo calma. Este día fue muy
grato, un día lleno de intercambio en el que nos venían a preguntar cómo
resolver ciertas cuestiones técnicas.
A partir de este momento me acomode en la construcción de
los muchos prototipos que fabricamos y pusimos en juego los conocimientos de
trabajo colectivo, pasamos por muchas instancias hasta que llegamos a un modelo
en el cual poder juntar el paquete eléctrico, aspas y sistema de distribución, solo
que no estaba ensamblado, con toda la energía del grupo, nos juntamos en el
taller, con los infaltables mates, herramientas varias y hasta música, a armar
el prototipo para la muestra de factibilidad, llegamos a montar solo 2 aspas y
el resto del conjunto, no estaba completa pero era funcional y se entendía el
concepto, estábamos muy contentos con lo que habíamos logrado, pero se
avecinaba un baldazo de agua fría, tuvimos una corrección un tanto dura, la
cual no nos esperábamos, yo me quede helado esperando ver cuál iba a ser la
reacción del grupo en general, por un momento quedo el clima tenso pero solo
por un momento.
Hasta que se escucho, buenoooo a dibujar, dejemos todo lo
que estamos haciendo y hagamos un brainstorming, quedaban solo unos minutos,
con Lucho seguimos armando el prototipo, estaba seguro que a pesar del trago
amargo que teníamos en ese momento si lográbamos terminar de armarlo y poder
probarlo iba a levantar el ánimo del grupo. Y así fue, terminada la clase
bajamos las escalinatas de la FADU y
buscamos viento adecuado para probar el prototipo Por suerte pudimos verlo
prendiendo su luz y el festejo de ese momento fue increíble todos nos
desahogamos. Que bueno que quedo registrado en un video.
Para la clase siguiente quedaba el desafío de acotarse a las
pautas propuestas por los docentes, con la tranquilidad de saber que ya
teníamos un prototipo funcional. Hice un pequeño relevamiento de lo
preexistente y comparativa con lo nuestro y formule una propuesta que rompía
con todo lo que teníamos desarrollado hasta el momento, estábamos en una
instancia en la que ya había pasado más de la mitad del tiempo asignado al trabajo
practico así que sabía que el proponer algo así tenía que tener fundamentos
fuertes, para potenciar mi propuesta realice un modelado, una maqueta y también
lleve un elemento para representar el modo de concreción real. Llegada la clase
me fui con todo a escuchar las propuestas de mis compañeros, no me animaba a
exponer por lo distinto que era, no quería quedar como un colgado, pero por
otra parte estaba ansioso por mostrar todo lo que había hecho. Llego mi
momento, hable, explique, y deje la maqueta como último recurso, nadie decía
nada, sentí algo raro en ese momento, como que todos pensaron lo mismo “mira
todo lo que hizo este pibe, como le decimos que no va” en un momento alguien
rompió el hielo y me dice, “esta buenísima tu idea”, si lo presentabas 15 días
antes íbamos de lleno con esto, y otro comento “el optar por esta opción es
tirar a la basura lo que todos venimos haciendo hace un mes”, y después otros
comentarios salvando algunos conceptos. Ese día me fui medio triste pero
entendí que no daban los tiempos para hacer un nuevo estudio completo de
propuesta con lo que ello conlleva.
Encarábamos la construcción del nuevo prototipo luego de
mucho desarrollo por parte del equipo que se encargo del diseño de aspas, esta
vez íbamos a fondo, mandamos a cortar materia prima para que todo sea perfecto,
a doblar piezas, un manejo extraordinario para que la fabricación sea óptima, acá
nos topamos con los problemas de terceros, todo había salido mal las piezas mal
cortadas y las que estaban bien fueron mal dobladas, a pesar de ser un error de
los proveedores, esto nos atraso unos días y complicó el proyecto.
En paralelo a esto se desarrollaba la entrega grafica y
teórica del proyecto, en la cual nos fue muy bien y nos felicitaron por un
montón de conceptos que se asemejan al criterio de cátedra.
Superada esta etapa luego de varias trasnochadas logramos
armar el prototipo con la sorpresa que éste no andaba. Todos nos preguntábamos
que pasaba y esta parte fue una de las más enriquecedoras, muchas cabezas
analizando distintas cuestiones, posibles soluciones, alternativas y variantes.
Luego de todo esto encontramos el problema pero éste era irreversible, así que
nos vimos obligados a buscar una solución alternativa, todo este proceso fue
muy estresante así como interesante, logramos agilizar el producto y hasta
creamos diferentes relaciones de transmisión para distintas velocidades de
viento, logrando así su buen funcionamiento.
Las horas pasaban y el parque de la memoria nos esperaba,
ajustes de último momento nos jugaron en contra, llegamos tarde pero seguro,
con la adrenalina de llegar y mostrar todo nuestro esfuerzo y con la tristeza
de que ese día todo llegaba a su fin. Armando el producto final junto a mis
compañeros pensaba en, “¿qué pasaba si no soplaba mas el viento?” ya que era
muy poco el que había cuando llegamos y la respuesta fue otra pregunta “¿Qué
importa?” Lo importante fue todo lo que hicimos, todo lo que construimos y
desconstruimos, los momentos críticos, entender el proceso de diseño,
problemáticas, el hecho que funcione en ese momento pasaba a un segundo plano,
yo sabía que funcionaba y un agente externo no iba a opacar la felicidad de
llegar al final.
Entre arepizzas, mates, galletitas, magdalenas, muchas
herramientas, música y la promesa de una cena final, quedará en mi recuerdo
este excelente grupo de diseño, Agus-Cali-Cande-Colo-Emma-Eric-Issy-Juli-Lea-Luchito-Lucho-Martu,
formamos el Grupo 17.
¡Muy bueno! a seguir entonces con esta ardua tarea de construir y deconstruir para diseñar la mejor solución.
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